Patrones de Lenguaje
El presente es un ejercicio de taller teórico y práctico que tiene como directrices principales: el estudio de la lectura «Un lenguaje de patrones», del autor Christopher Alexander, y sus pautas de uso como método de proyección arquitectónica.
En un acercamiento superficial, el libro «Un lenguaje de patrones» pareciera un listado de situaciones o escenarios arquitectónicos comunes a construir.
Es clave entender que no se está ante la construcción de un nuevo lenguaje, sino, por una parte, ante la revelación de un lenguaje que siempre ha estado presente en nuestra historia como seres que construyen y se construyen a sí mismos en ese construir.
Cabe insistir en su condición de lenguaje: un ente integral, orgánico y abierto. Integral, como una unidad en la que sus partes son indisociables entre ellas. Orgánico, dado que cada patrón inicia, termina o se transforma en otro. Y abierto, pues no define formas físicas o geometrías concretas, sino que habla de formas más bien culturales y se presta a su interpretación, experimentación, ampliación y transformación.
Este lenguaje se compone por una lista de 253 patrones, presentados por orden de escala, desde grandes regiones, pasando por ciudades y barrios hasta una casa, un jardín o una habitación. Cada patrón es presentado y descrito en una sucesión de capas de información, de tal manera que pueda ser comprendido en distintos niveles de lectura y pueda ser entendida su relación con el conjunto general de patrones.
Metodología propuesta para el uso de los patrones
Como preámbulo, cabría una breve lectura inicial a lo largo de los 253 patrones que ayude a tener una noción de la orientación de cada uno.
En este punto ya es posible comprender la esencia de este lenguaje y el espectro de situaciones que representa e incluso el surgimiento de inclinaciones, afinidades o intereses generales y particulares por diversos patrones específicos, lo cual permite ya un terreno para iniciar las indagaciones.
Una vez contextualizados, se hace una selección de patrones que tengan relación por determinadas razones con el proyecto, y se hace una composición con la selección de patrones. Sin embargo, en el marco de este ejercicio, con la intención de experimentar otras maneras de llevar esta instrucción a la práctica surge el siguiente cuestionamiento:
¿qué mecanismos podríamos incorporar a este proceso, de manera que puedan convertirse en un procedimiento ordenado, aplicable y repetible para generar propuestas, y dé lugar a resultados tan diversos como sea posible?
A partir de estas ideas, empezamos a encontrar ámbitos que facilitan una estructura de ideas, que otorgan un sentido y un discurso de los cuales desenvolver un proyecto.
Al mismo tiempo, con la intención de generar un esquema general ordenado, primero, nos encontramos con que este grupo de reflexiones podían ser alineadas o categorizadas en torno a ámbitos generales más comunes en un lenguaje de teoría de proyecto arquitectónico, como son la forma, el uso y la narrativa.
En el ámbito de la forma, o el ámbito acerca de cualidades formales, podemos relacionar las ideas de la casa como objeto y refugio. En el ámbito del uso, hacen sentido ideas sobre la casa como hogar y lugar para la vida y para compartir. Y en cuanto al ámbito de la narrativa, ideas acerca de la casa como revelación, contemplación y espera podrían tener buena relación. Asimismo, esta estructura de ideas dio lugar a una estructura de patrones, puesto que cada una de estas nos proporciona el argumento o criterio con el cual seleccionar y agrupar patrones que hagan sentido en torno al contexto de estas y así, finalmente, consolidar y convertir cada idea con su grupo de patrones en una estrategia de diseño.
Dicha estructura se representa sintetizada en los siguientes esquemas.